
Los cinco momentos que hacen del restaurante Tandana una experiencia natural
Justo debajo del Mirador de Guápulo, en las calles Camino de Orellana y Pasaje Stubel, se encuentra este acogedor lugar que está cerca de cumplir dos años funcionando en la ciudad de Quito.
Se trata del restaurante Tandana, que decidió incursionar en la oferta gastronómica local con una propuesta innovadora, con conciencia y sin fines de lucro. ¡Por ahora no revelaremos más!
Si quieres saber sobre su deliciosa comida y lo que apasiona a quienes están detrás de este proyecto, no puedes dejar de leer. A continuación te contamos los cinco momentos por los que aseguramos que comer en este restaurante es una experiencia imperdible, relajante y natural.
Primero: Una brisa de aire fresco
Si lo visitas para almorzar en un típico mediodía quiteño, al bajar las escaleras que llevan hacia el restaurante, percibirás una agradable sensación de frescura, acompañada por el verdor de la hiedra que cubre la entrada. Esto es solo un anticipo de lo que, a lo largo de tu estadía, podrás experimentar.
Segundo: Decoración en armonía con la naturaleza
Una vez adentro, lo primero que llama la atención es una verde y privilegiada vista —que incluye Guápulo y su Iglesia— gracias al gran ventanal ubicado en la pared opuesta a la entrada.
¿Imaginas poder disfrutar de esa increíble vista, acompañado de un plato que se volverá tu nuevo favorito? Si, a nosotros también se nos hace agua la boca de solo pensarlo, pero vamos con calma, hay más que explorar en Tandana antes de llegar a la carta.
En otra de las paredes del restaurante se encuentra un llamativo mural en tonos sepia, realizado por “La Suerte” —artista ecuatoriana—, con nada menos que sangre de drago (resina roja vegetal, de origen amazónico). Las frases que de allí se desprenden revelan la filosofía propia del lugar. ¿A qué nos referimos? En el siguiente punto te contamos.

Tercero: Colaboradores comprometidos
Es inevitable fijarse que todos los colaboradores llevan la palabra “activista” escrita en la parte posterior de sus camisetas. Todo tiene que ver con el propósito que los mueve: el bienestar de los animales, las personas y el planeta. Este honesto compromiso se refleja en la comida que preparan. Así que, finalmente, llegamos al tan esperado momento.

Cuarto: Adiós al viejo paradigma de lo vegano
¿Qué es lo primero que viene a tu mente cuando escuchas la frase “comida vegana”? Tal vez pensaste solo en ensaladas. Pero una vez que tienes la carta del Tandana en mano, todo cambia. Una gran variedad de platos tradicionales y de cocina internacional están a la espera del afortunado comensal que los elija.
Nosotros nos decidimos por la pizza. El aroma exquisito de la albahaca, un queso de almendra que se deshace en tu boca y un chorizo vegano de textura perfecta, te hacen olvidar por completo que esta comida se prepara usualmente con otros ingredientes.

Quinto: Todo está hecho en casa
Al igual que el queso de la pizza, la mayoría de elementos que componen los platos del Tandana son elaborados desde cero en la cocina. Es por eso que, las brusquetas de la casa (elaboradas con tostadas de pan focaccia, queso macadamia, cebollas caramelizadas, pesto y pickles), al igual que la sopa de quinoa tradicional (con maní y un crocante de quinoa roja) tienen ese reconfortante sabor de una comida preparada en casa.
Sin duda, uno de los momentos que completan la experiencia en este restaurante vegano en Quito, es cuando observas a los chefs salir a uno de los pequeños huertos —ubicados alrededor del lugar— para traer un ingrediente fresco y seguir preparando tu plato.
Vegano, inclusivo, local, orgánico, de comercio justo y amigable con la nauraleza. Estas son las consignas que definen la experiencia en Tandana.

La próxima vez que vayas al Mirador de Guápulo, no te quedes con la curiosidad, visita este innovador restaurante y cuéntanos qué plato elegiste para transformar tu visión de la comida vegana.